¿Qué eres, dulce hermosura, ante los ojos
del mortal que seduces con tu encanto?
Objeto destinado a verter llanto,
juguete de sus pérfidos antojos.
Raro será el que rinda por despojos
a la pura beldad un amor santo;
el hombre engaña, ríe, y entre tanto
siembra bajo su planta mis abrojos.
Tal es tu vida. La mujer hermosa
cual delicada flor, busqué abrigo
de la excelsa virtud, y cautelosa
el prudente temor lleve consigo
y guarde el amor la pura rosa
al esposo feliz, al digno amigo.
miércoles, 22 de abril de 2009
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