Se fue el poema con sus parodias fantasmales,
estaba en el pie izquierdo de André Bretón,
con sus dedos sucios de nieve y helicópteros,
también historias policiales donde un gnomo
fustigaba al poeta Sócrates Francia en un bar
lleno de pescadores chinos,
de islas con serpientes sin adjetivos,
el hedor a polis cerrada, a prisiones, y humo.
Eran mañanas tristes donde no existía la dulzura,
el amor colgaba de un volantín mojado,
con muñecas llenas de violines,
¡qué maravilla!, los poemas saltaban como ranas,
y se iban caminando sobre el espacio desértico,
con páginas de agua, heredades de frutas
y en el fondo, una hoja en blanco, rota, que fingía ser tordo,
como el pan de endecasílabos quemado en el horno;
entonces, el poema se fue, dejó sillones, honores,
y entró a ese laberinto con moscas y muerte,
cayó en una depresión, dijo, estaba en el techo,
se creía una lechuza, una pierna, la página!
estaba en el pie izquierdo de André Bretón,
con sus dedos sucios de nieve y helicópteros,
también historias policiales donde un gnomo
fustigaba al poeta Sócrates Francia en un bar
lleno de pescadores chinos,
de islas con serpientes sin adjetivos,
el hedor a polis cerrada, a prisiones, y humo.
Eran mañanas tristes donde no existía la dulzura,
el amor colgaba de un volantín mojado,
con muñecas llenas de violines,
¡qué maravilla!, los poemas saltaban como ranas,
y se iban caminando sobre el espacio desértico,
con páginas de agua, heredades de frutas
y en el fondo, una hoja en blanco, rota, que fingía ser tordo,
como el pan de endecasílabos quemado en el horno;
entonces, el poema se fue, dejó sillones, honores,
y entró a ese laberinto con moscas y muerte,
cayó en una depresión, dijo, estaba en el techo,
se creía una lechuza, una pierna, la página!
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