miércoles, 12 de diciembre de 2018

VOLVERLO A VER (Gabriela Mistral, 1989-1957)



¿Y nunca, nunca más, ni en noches llenas
de temblor de astros, ni en las alboradas
vírgenes, ni en las tardes inmoladas?

¿Al margen de ningún sendero pálido,
que ciñe el campo, al margen de ninguna
fontana trémula, blanca de luna?

¿Bajo las trenzaduras de la selva,
donde llamándolo me ha anochecido,
ni en la gruta que vuelve mi alarido?

¡Oh, no! ¡Volverlo a ver, no importa dónde,
en remansos de cielo o en vórtice hervidor,
bajo unas lunas plácidas o en un cárdeno horror!

¡Y ser con él todas las primaveras
y los inviernos, en un angustiado
nudo, en torno a su cuello ensangrentado! 

sábado, 10 de noviembre de 2018

BLUE (Jorge Teillier, 1935-1996 )


Veré nuevos rostros
Veré nuevos días
Seré olvidado
Tendré recuerdos
Veré salir el sol cuando sale el sol
Veré caer la lluvia cuando llueve
Me pasearé sin asunto
De un lado a otro
Aburriré a medio mundo
Contando la misma historia
Me sentaré a escribir una carta
Que no me interesa enviar
O a mirar a los niños
En los parques de juego.

Siempre llegaré al mismo puente
A mirar el mismo río
Iré a ver películas tontas
Abriré los brazos para abrazar el vacío
Tomaré vino si me ofrecen vino
Tomaré agua si me ofrecen agua
Y me engañaré diciendo:
«Vendrán nuevos rostros
Vendrán nuevos días».



jueves, 18 de octubre de 2018

MALDIGO DEL ALTO CIELO (Violeta Parra, 1917-1967)


Maldigo del alto cielo
la estrella con su reflejo,
maldigo los azulejos
destellos del arroyuelo,
maldigo del bajo suelo
la piedra con su contorno,
maldigo el fuego del horno
porque mi alma está de luto,
maldigo los estatutos
del tiempo con sus bochornos,
cuánto será mi dolor.
Maldigo la cordillera
de los Andes y la Costa,
maldigo, señor, la angosta
y larga faja de tierra,
también la paz y la guerra,
lo franco y lo veleidoso,
maldigo lo perfumoso
porque mi anhelo está muerto
maldigo todo lo cierto
y lo falso con lo dudoso,
cuánto será mi dolor.
Maldigo la primavera
con sus jardines en flor
y del otoño el color
yo lo maldigo de veras;
a la nube pasajera
la maldigo tanto y tanto
porque me asiste un quebranto.
Maldigo el invierno entero
con el verano embustero,
maldigo profano y santo,
cuánto será mi dolor.
Maldigo a la solitaria
figura de la bandera,
maldigo cualquier emblema
la Venus y la Araucaria
el trino de la canaria,
el cosmos y sus planetas,
la tierra y todas sus grietas
porque me aqueja un pesar,
maldigo del ancho mar
sus puertos y sus caletas,
cuánto será mi dolor.
Maldigo luna y paisaje,
los valles y los desiertos,
maldigo muerto por muerto
y el vivo de rey a paje,
el ave consu plumaje
yo la maldigo a porfía,
las aulas, las sacristías
porque me aflige un dolor,
maldigo el vocablo amor
con toda su porquería,
cuánto será mi dolor.
Maldigo por fin lo blanco,
lo negro con lo amarillo,
obispos y monaguillos,
ministros y predicandos
yo los maldigo llorando;
lo libre y lo prisionero,
lo dulce y lo pendenciero
le pongo mi maldición
en griego y en español
por culpa de un traicionero,
cuánto será mi dolor.

martes, 7 de agosto de 2018

LUNES (Catalina Espinoza, 1987)

¿Ha querido usted lanzarse a los autos?

extrañamente se siente eso
cuando se mira por este pedazo de ventana
hacia el pasaje que nos tocó.
Este que no colinda
con ninguna avenida principal
y una va pensando en el vacío.
Ya no se siente nada en esta calle
ni luminarias quedan.
Alguna vez fuimos de las madres
que hacen el aseo por la noche
pero de nada sirve andar limpiando vidrios
llenos de sangre tras las fiestas.
Hemos sido tendidas en tendedero ajeno
y por no amamantarlos como es debido
mordisqueadas por los perros de la calle
por eso nos han salido niñas
enfermas entre las caderas.
Me resuena esta mano que me falta
en el cuerpo que me sobra
y así no se puede seguir barriendo la casa.
Guardo los platos servidos
dentro de cajones con ropa
para que por todas las partes
se metan a comerme, pero
ni hormigas ni gusanos se arriesgan
a este cuerpo muerto por el tedio.
He sido regada por la tierra:
enterrada entre piedras
y en peladeros anónimos
donde las vecinas crían a sus hijas
armé mi animita padeciendo
el dolor de las moscas.
Entonces
no me venga a decir
que nunca ha querido lanzarse a los autos
que yo la he visto a usted
regar sus plantas muertas
lavar sus platos rotos
acariciar a sus hijas enfermas
sentarse en el paradero
solita solita
sin nada que esperar.