El tiempo lo guardó en su memoria
para soñar con él, en las noches de invierno.
Los labios del tiempo despiertan,
y pronuncian, mojada de lluvia,
la primera palabra que recuerdan.
Y se enciende la llama del aromo
sin temor al viento, sin envidia del sol.
El aromo es el primer día de escuela,
es una boca manchada de cerezas,
una ola amarilla de donde nace la mañana,
un vaso de vino en la mesa de los pobres.
El aromo es un domingo en la plaza de provincias,
es lo que nace de la semilla
de un hueso de niño muerto,
la amistad de las ovejas y el molino
en los viejos calendarios
y la alegría de los brazos
que renacen cuando estrechan el cuerpo de quien aman.
sábado, 5 de marzo de 2011
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Increíble cuántas sensaciones, matices de la añoranza y sus recuerdos a partir de un solo elemento, en este caso el aromo...
ResponderEliminarAsí es el hombre: guarda tantas cosas dentro de él...Ojalá siempre pudiera de todo sus tesoros internos, sacar lo mejor.
Soñemos,pues. Y esperemos.
Abrazos.
Gracias miles por esta entrada.
(Te invito a mi espacio también).
Nada extraordinario. Preferiría decir que el Aroma del Aromo, me Enamora.
ResponderEliminarQue estúpido
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