La primavera canta, Amado,
canta en las rosas y en los lirios,
todo parece una guirnalda
que hubiera el mismo Dios tejido.
Canta en la escarcha milagrosa
de los almendros florecidos;
canta en las copas ondulantes
de los abetos y los pinos.
La primavera canta, Amado,
canta en tus labios y en los mios...
bésame... y queden de tu beso
como maravillados los caminos.
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