por José G. Martínez Fernández.
Después de una constante lectura de nuestros poetas, de la mayoría de ellos -debimos recurrir a más de mil fuentes- hemos llegado a puerto con la realización del libro impreso que toma el título del Blog CIEN POEMAS CHILENOS CLAVES.
El libro está sólo a días de aparecer.
Un sitio que ha conseguido -hasta ahora- más de cincuenta y tres mil quinientos lectores (53.500), éxito que estaba lejos de nuestras pretensiones.
El Blog comenzó a publicarse el 22 de abril de 2009. Es decir tiene una edad de dos años y cuatro meses.
Y ahora el libro está sólo a días de aparecer.
Y, de seguro, seguiremos consiguiendo muchos más lectores y más seguidores.
Este Blog ya superó la inclusión de cien poemas y seguiremos integrando nuevos trabajos líricos...sumaremos todos aquellos poemas que consideremos dignos de ir aquí.
El libro, sin embargo, contiene la cantidad exacta de poemas que nos propusimos al iniciar esta iniciativa: CIEN.
Cien magníficos poemas.
El libro CIEN POEMAS CHILENOS CLAVES marcará un hito de presencia, al fin, de muchos poetas interesantes que habían sido excluidos de otras antologías.
Sea éste nuestro aporte a las letras chilenas.
Sea el libro una señal más que la nación nerudiana-de rokhiana- huidobriana y mistraliana, sigue siendo una franja larga de buena poesía.
Un libro de más de ciento veinte páginas, hecho con todo el cariño de quienes amamos las letras, en especial: la poesía.
Bienvenido CIEN POEMAS CHILENOS CLAVES.
lunes, 22 de agosto de 2011
jueves, 18 de agosto de 2011
AMO (Carlos Amador Marchant, 1955)
Amo la tierra de orilla de mar.
Aquélla que se lava la cara por la mañana
y se moja los pies a la hora del crepúsculo.
Amo su figura callada y sometida,
su contextura húmeda y solitaria,
su esqueleto estático y salado.
Esta es la tierra en donde se desahoga el océano.
Es el sitio
abierto
a los caprichos de las aguas.
Esta es la tierra en donde se dejan caer los náufragos
y las embarcaciones destruidas a pedazos.
Este es el sitio en donde aterrizan
los hombres asesinados por los cuchillos de las olas. Este es el sitio
en donde la desgracia llega muerta,
en donde se entreveran gritos de fantasmas.
Esta es la casa
que me arrastra como a un esclavo. Esta es
la tierra que amo, la que se lava la cara
por la mañana
y se moja los pies a la hora del crepúsculo.
Aquélla que se lava la cara por la mañana
y se moja los pies a la hora del crepúsculo.
Amo su figura callada y sometida,
su contextura húmeda y solitaria,
su esqueleto estático y salado.
Esta es la tierra en donde se desahoga el océano.
Es el sitio
abierto
a los caprichos de las aguas.
Esta es la tierra en donde se dejan caer los náufragos
y las embarcaciones destruidas a pedazos.
Este es el sitio en donde aterrizan
los hombres asesinados por los cuchillos de las olas. Este es el sitio
en donde la desgracia llega muerta,
en donde se entreveran gritos de fantasmas.
Esta es la casa
que me arrastra como a un esclavo. Esta es
la tierra que amo, la que se lava la cara
por la mañana
y se moja los pies a la hora del crepúsculo.
lunes, 15 de agosto de 2011
PASIÓN DE LA TINTA (Carlos Alberto Trujillo, 1950)
Aprecio lo que no existe
con igual pasión que esta tinta
Cada palabra llena un pedazo de vacío
cada letra se hace ventana, ojo, camino,
inaugurando sentidos que no eran
hasta hace dos segundos
Me miro escribiendo
como si fuera otra persona
que mira sentada frente a mí
Veo papeles por todas partes
lápices, libros, estantes, fotografías
repletas de forma y movimiento
Palabras que se hacen y deshacen
Montañas de sonidos y silencios
platicando su idioma de signos confusos
Ríos de palabras desbordándose
sobre irregulares muchedumbres de sonidos
Armonías vegetales
cantando el gozo de la luz
Aprecio lo que no existe
con igual pasión que esta tinta que corre
senderos nunca hollados
Sentado frente a mí
no logro separar a la persona
de las palabras que la escriben.
con igual pasión que esta tinta
Cada palabra llena un pedazo de vacío
cada letra se hace ventana, ojo, camino,
inaugurando sentidos que no eran
hasta hace dos segundos
Me miro escribiendo
como si fuera otra persona
que mira sentada frente a mí
Veo papeles por todas partes
lápices, libros, estantes, fotografías
repletas de forma y movimiento
Palabras que se hacen y deshacen
Montañas de sonidos y silencios
platicando su idioma de signos confusos
Ríos de palabras desbordándose
sobre irregulares muchedumbres de sonidos
Armonías vegetales
cantando el gozo de la luz
Aprecio lo que no existe
con igual pasión que esta tinta que corre
senderos nunca hollados
Sentado frente a mí
no logro separar a la persona
de las palabras que la escriben.
martes, 9 de agosto de 2011
LAS NOCHES BLANCAS (Rolando Cárdenas, 1933-1990)
Y era una luz que parecía estar a toda hora,
cuando los días comenzaban a crecer
curvándose hacia lentos países nevados.
Se transmitía sin límites
en un quehacer casi silencioso
desde los cielos rojos y llenos de colinas
donde hasta tarde navegaban los pájaros.
También parecía venir por el mar
con un rumor misterioso y de color ceniza.
Antigua claridad de los hielos que se quedó allí
desde la primera noche polar,
verificando un remoto rito que detenía las sombras,
pero que al mismo tiempo transcurría.
Se estaba con nosotros largas horas
como si nos quitara el sueño o el cansancio,
envejeciendo con los pastos y el viento.
Como un recuerdo que lo inunda todo
emergen esos días meridionales
desde el tiempo del hombre que perdió su sombra,
porque esas noches lejanamente iluminadas
venidas por el hielo, el mar y el cielo rojo,
no parecían extrañas en la tierra dispersa,
rodeando esa casa
perdida en un gran soplo blanco.
cuando los días comenzaban a crecer
curvándose hacia lentos países nevados.
Se transmitía sin límites
en un quehacer casi silencioso
desde los cielos rojos y llenos de colinas
donde hasta tarde navegaban los pájaros.
También parecía venir por el mar
con un rumor misterioso y de color ceniza.
Antigua claridad de los hielos que se quedó allí
desde la primera noche polar,
verificando un remoto rito que detenía las sombras,
pero que al mismo tiempo transcurría.
Se estaba con nosotros largas horas
como si nos quitara el sueño o el cansancio,
envejeciendo con los pastos y el viento.
Como un recuerdo que lo inunda todo
emergen esos días meridionales
desde el tiempo del hombre que perdió su sombra,
porque esas noches lejanamente iluminadas
venidas por el hielo, el mar y el cielo rojo,
no parecían extrañas en la tierra dispersa,
rodeando esa casa
perdida en un gran soplo blanco.
jueves, 4 de agosto de 2011
LA PRIMAVERA CANTA (María Isabel Peralta, 1904-1926)
La primavera canta, Amado,
canta en las rosas y en los lirios,
todo parece una guirnalda
que hubiera el mismo Dios tejido.
Canta en la escarcha milagrosa
de los almendros florecidos;
canta en las copas ondulantes
de los abetos y los pinos.
La primavera canta, Amado,
canta en tus labios y en los mios...
bésame... y queden de tu beso
como maravillados los caminos.
canta en las rosas y en los lirios,
todo parece una guirnalda
que hubiera el mismo Dios tejido.
Canta en la escarcha milagrosa
de los almendros florecidos;
canta en las copas ondulantes
de los abetos y los pinos.
La primavera canta, Amado,
canta en tus labios y en los mios...
bésame... y queden de tu beso
como maravillados los caminos.
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