Parte el tren, y el vocerío
se dispersa...¡Adiós, poeta!
Queda la tarde violeta
desnudándose en el río.
Rueda el convoy por la esquiva
falda gris de la montaña.
La tarde en el Maule baña
su belleza pensativa.
El agua pasa, y el viento
y el arbolado. Al vagón
torno el rostro...¡Cómo siento
la tarde en mi corazón!
No hagas ruido, pensamiento...
¡Se hace la tarde oración!
jueves, 12 de febrero de 2009
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