Quien pudiera dormirse, como se duerme un niño;
sonreírle al ensueño del goce y el dolor,
y soñar con amigos y soñar el cariño,
y hundirse, poco a poco, en un sueño mayor.
Y cruzar por la vida sonambulescamente,
los ojos muy abiertos sobre un mundo interior,
con los labios sellados, mudos eternamente,
atento sólo al ritmo del propio corazón…
Y pasar por la vida sin dejar una huella…
Ser el pobre arroyuelo que se evapora al sol…
Y perderse una noche, como muere una estrella
que ardió millares de años, y que nadie la vio.
jueves, 12 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Una sensación de anodadarse en el misterio de la vida. El hablante quisiera perder la conciencia en sus relaciones con lo externo, lo que contrasta con el propio mundo interior. Sin embargo, revela una apasionada vocación de trascendencia. Al parecer, el aceso a la trascendencia estaría vinculado a un camino en la interioridad.
ResponderEliminarLa infima gota que regresa al mar, bellísimo...
ResponderEliminarFue el primer poema que lei de niño y que me hizo interesarme en el mundo de la poesía, sencillo y grandioso.
ResponderEliminarCon este poema obtuve la nota máxima para obtener mi licencia de Educación Básica... sólo lo tuve que declamar ante la comisión de exámenes de Castellano y Literatura...
ResponderEliminarRepresenta esa etapa de mi vida en que sin fuerza para seguir, me recojo en mi mundo interior y sigo innerte mi rutina
ResponderEliminarhermoso
EliminarFue el primer poema que memoricé, asi de fácil, así de lindo....
ResponderEliminarHermoso poema, lo dijo todo y en pocas palabras...
ResponderEliminar