martes, 10 de febrero de 2009

LA MUERTE DE LA PALOMA (Fernando Binvignat, 1903-1977)

Una paloma se murió, ¡Dios mío!
Como una rosa yace sobre el prado.
Por ella el día amaneció nublado
y está llorando de dolor y frío.

Tiene el coral del corazón vacío.
La vena de su arrullo se ha secado
y en su plumaje de fulgor nevado
el cielo se desangra de rocío.

La hierba se le ofrece en verde cuna
para que duerma su quietud de luna
y el jazminero le dará su aroma,

a fin de que hecha flor en Dios despierte
y se olvide del trance de su muerte,
de su temprana muerte de paloma.

2 comentarios:

  1. Uno de los primeros poemas que aprendí completo y que recuerdo hasta hoy!

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