Amor único mío,
de mi vida, amor bueno,
que haces de nuevo cándida mi alma,
mi cuerpo virgen y mis labios nuevos.
Maravillosa esponja
de mis dolientes desengaños, fueron,
buen amor, el dulzor de tus palabras,
piadoso amor, la esencia de tus besos.
Milagro de milagros
que logras el renuevo
en el cristal obscuro de mis ojos
y en los claros cristales de mi pecho.
Fanal que alumbraste
el perdido sendero
cuando más extraviada mi amargura
huía del dolor y hallaba el tedio.
Busqué con afán tanto,
que encontré al fin mi premio,
mi buen amor, que transformaste en soles
las taciturnas sombras de mis duelos.
De mi vida, amor último
de mi alma, amor primero,
me apego a tu dulzura,
en tus brazos me estrecho,
y así no tengo miedo de la vida,
así no tengo miedo.
miércoles, 11 de febrero de 2009
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