Esta flauta tan vieja que canta mientras sueño
¿con qué dedos de azúcar la tocan los pastores?
Mi sombra se divierte y se convierte en vuelo
por esta simple flauta que silba en la colina.
Finos alambres de oro se cruzan en el prado
y son como una vela en el lomo del viento.
Antenas, puentes, febles escaleras de seda,
¿hasta dónde no llega este tren de silencio?
Danzando al viento vienen por el lado del bosque
unas sílfides blancas, cándidas como un ala,
mientras las mariposas con sus cuerpos de loto
velan el viejo encanto de la hoja de parra.
La flauta de mis sueños en su círculo de oro
no abandona su siembra de rica pedrería.
Quiebra al viento los vidrios de sus veinte portillos
y ardida y simple sigue tocando en la colina.
Unas arañas verdes andan en una hoja
glosando esa alegría de convertirse en hilo;
una explora su pago, la otra cae al vacío
y así hacen las urdimbres de sus cachemiras.
Es justo el medio día y el sol parece un faro,
mas las estrellas miran la fiesta en la colina.
¿Qué cosa habrá más buena para lavar las sienes
y florecer, huyendo del pilar de cemento,
que abandonar los remos y tender las raíces
escuchando la flauta que silba en la colina?
miércoles, 11 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario