Han ascendido a la luz de tus ojos
los que construirán tu cuerpo en inercia
para ser reposado en la tierra.
Estoy viéndolos.
En tus niñas se mecen los últimos silbidos.
Los arquitectos de la muerte
subirán tu hermosura a los cielos
y así como una gigante copa
te derramarán en la arena entonando aromas.
Serás una piedra huesuda
flotando en los mares del olvido
cuando yo esté sepultado
junto a los tallos de las plantas.
Llanto se derramará en los mármoles.
Los mausoleos de sangre
continuarán ordenando el silencio grave.
Así, ahora, como los arquitectos de la muerte
florecen en el nido de tus pupilas,
así un día lejano coronado de canciones
los arquitectos de la vida
construyeron tu copa con flores.
Te irás entre el silencio y el llanto,
pero en mí, abeja en perfume te vas a quedar,
forcejeando el bien armado dolor de tu recuerdo.
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Se nota que aún perdura ese perfume.
ResponderEliminarSaludos.
potente...!
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