Mis espaldas conocieron muchas noches
se perdieron en nieblas y pesados miedos
El arrabal abrió su abismo
con ronco crepitar y espeso aliento.
Sin congregar la piadosa agonía,
la protección de la brisa
o el áspero bienestar encarcelado
En la vastedad del corazón herido,
la nocturna embriaguez de algún apego.
La espera hila la mirada en el insomnio
que arrebata al suelo su vacío.
domingo, 8 de febrero de 2009
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Poesia hermetica de buena calidad.
ResponderEliminar¡Tremendas metáforas!
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