Considera el perfume de la rosa
-me dijo un sabio- por su terciopelo.
No es cosa de ponerse tremebundo
y desterrar al sol de los jardines.
Yo quise hablarle de la rosa negra
de la rosa fundada en la sospecha
de la rosa revuelta en la ráfaga
de la rosa podrida en la conciencia.
Yo quise hablarle de la rosa ciega
de la rosa muñeca de madera
de la rosa ritual del calendario
de la rosa crema chantilly.
De la rosa. Yo quise hablarle de la rosa.
Pero estaba amortajado el caballero
en el perfume ambiguo de la rosa.
miércoles, 4 de febrero de 2009
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