Eras hombre del mar y de las huellas,
Juan Halcón, Juan en vértigo de tierras.
Hablabas con los peces y las piedras,
cateador de mares y de vetas.
Viento arriba llegaste con tus velas,
del mar llegaste y te ganó la arena.
De viento y soledad fue tu vivienda,
el sol se refugiaba en tu cabeza.
Esta ciudad nació de tu miseria:
ni el cobre ni el guanay dieron la hacienda.
Sacaste del harapo la bandera;
de ti, la luz de la aventura nueva!
Antofagasta es sólo una herramienta:
todavía Juan López la gobierna.
martes, 10 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario